miércoles, 30 de enero de 2013

LEYENDA DE ANDREA



LA CASCADA

     El señor Enrique conocía las tierras de Mérida como la palma de su mano. Todos los días, visitaba su pequeño lugar secreto y, aunque intentarán seguirle, él era el jinete más rápido de todos y nadie lograba nunca alcanzarle o huir de él a caballo.

   Una tarde en la que no tenía nada que hacer, Enrique ensilló a su caballo y galopó hasta su lugar secreto: La Cascada Clara. Todo el mundo había oído hablar de ese lugar, un lugar tranquilo y apacible, un lugar en donde, según decían, había un lago con una gran cascada. Algunos pensaban que si no la habían encontrado era por algo y que no debía ser encontrada; mientras, otros deseaban encontrarla. Nadie conocía el paradero de la cascada salvo Enrique qué la halló de niño cuando se perdió persiguiendo un conejo durante una cacería.

   Hacía tiempo que no iba por allí, sus ocupaciones como duque dejaban a Enrique muy poco tiempo libre.  Al llegar, parecía que nada hubiese cambiado. Metió los pies en el agua y se quedó pensando en sus cosas, de pronto escuchó los cascos de un caballo acercándose, cuando se dio la vuelta vio a una mujer de cabellos dorados subida a un caballo blanco. Enrique no alcanzó a ver la cara de la mujer pues estaba dada la vuelta huyendo del lugar. Enrique se subió a su caballo e intentó alcanzar a la mujer, estaba seguro de que iba a alcanzarla. Él era el jinete más rápido... pero estaba equivocado. Al llegar a un precipicio perdió el rastro de la mujer. ¿A dónde había ido?, ¿era real? eran algunas de las preguntas que se realizaba Enrique en su vuelta a Palacio.

    Durante varios meses, Enrique fue todos los días a la cascada, pero no volvió a ver a la mujer. Las ganas de encontrarla alcanzaron límites inimaginables, desesperado, Enrique le contó lo ocurrido a su amigo el conde Fernando que, preocupado por el estado mental de Enrique, le quitó su caballo. Le prohibió salir al bosque y le puso vigilancia durante todo el día. Fernando creía que su amigo había enloquecido, pero aun así, fue a comprobar si la cascada estaba donde su amigo sugería. Al llegar al lugar, no encontró nada.

     Enrique estaba seguro de que su amigo la había buscado mal así que le suplicó que le dejase ir con él. Fernando se hizo de rogar pero, finalmente, accedió a que Enrique le acompañara junto con un grupo de cazadores a buscar la cascada.

     Llegando a la cascada, Enrique vio de lejos el cabello rubio de su amada y parte de su caballo blanco y salió galopando tras ella. Fernando y los cazadores intentaron frenarle y atraparle, pero era muy rápido. La mujer estaba a unos seis metros de Enrique, pero éste  no lograba alcanzarla, ella lo condujo a la cascada por un camino que él no conocía. Ella llegó antes que él, se bajó del caballo y se metió dentro del agua. Aunque estaba avanzando, no se hundía sino que caminaba sobre el agua, la mujer se giró y miró a Enrique. Por primera vez, Enrique logró ver la cara de la misteriosa mujer. Su belleza era incomparable, ella le hizo un gesto para que la siguiera y al llegar a la cascada atravesó la pared de agua y desapareció. Enrique se bajó del caballo e intentó seguirla.

    Fernando y los cazadores llegaron a la cascada y quedaron asombrados por la belleza del lugar, aunque pronto se dieron cuenta de que Enrique no estaba allí, lo único que hallaron fue el caballo de Enrique y una preciosa yegua blanca que se escapó cuando Fernando intentó cogerla.

      Fernando intentó no culparse por lo ocurrido pero no lo lograba. Si hubiese creído a Enrique, o si no le hubiese dejado ir a aquel maldito lugar, Enrique no habría desaparecido. Fernando intentaba olvidarlo pero era imposible. Todo el pueblo hablaba del incidente. La gente intentaba ir a la cascada pero estaba prohibido. Fernando también se arrepentía de haber descubierto el paradero de la cascada, no quería que nadie fuese a ese lugar, no quería que nadie más desapareciese persiguiendo a aquella endemoniada mujer, a la que nadie nunca volvió a ver.


                                                        ANDREA LÓPEZ  4ºA

lunes, 28 de enero de 2013

RECOMENDACIÓN CINEMATOGRÁFICA: "INTOCABLE"


  Todos, o al menos la gran mayoría, hemos visto publicada alguna referencia u oído hablar a algunos conocidos sobre el gran éxito cinematográfico de 2012: “Intocable”. Una película francesa que ha reventado la taquilla desde su estreno y nos ha dejado a todos boquiabiertos y con la lagrimilla asomando tímidamente por nuestros ojos. Es, sin duda, una de las mejores películas (apoyado por la crítica) de 2012, y una de las mejores películas que he visto en mucho, pero mucho tiempo.

  Hace unos días, me la dejaron para verla con mi familia; pero yo decidí verla la noche anterior porque me moría de ganas. Es fantástica. Es una de las películas que recomendaría mil y una veces.

  Los actores François Cluzet y Omar Sy realizan un trabajo soberbio cada uno interpretando papeles muy distintos pero, lo dicho, es una película fantástica. La mayor parte de la película te obliga a mantener una sonrisa en la cara y la otra pequeña parte a intentar aguantar las lágrimas. Si os preguntáis si yo lloré, sí,lloré.

 En definitiva, “Intocable” es una película que desprende felicidad, ayuda a ver la vida con más perspectiva y con optimismo, ya que si este hombre (que por cierto es una historia real) consiguió ser inmensamente feliz desde la base del cuello a la cabeza, nosotros podemos serlo. Recomendación 100%

 Nota: 9,5 ¿Por qué?

 Porque en pequeñas escenas no consiguió engancharme pero oye, un 9,5 no está nada mal y menos para comenzar esta sección.

                   ¡Muchas gracias y hasta la próxima!


                                                 

                                                                     David Cañas.  4º B

martes, 22 de enero de 2013

Un breve texto desde el anonimato

       Se había ido todo lo lejos que podía permitirse, alejada de la civilización, alejada de las parejas, las pandillas y las familias felices. Era eso lo que más le gustaba, no tener que preocuparse más que de sí misma. Oir tan solo el romper de las olas contra el acantilado o el sonido de las hojas de su libro al pasar página, páginas que desprendían ese olor a viejo que le hacía sonreír. Y, algo más allá, tenía montaña, árboles, ardillas y un río que daba a parar a su perfecta playa. Era increíble, y sobre todo en aquel frío otoño de hojas secas y atardeceres de película.

        Pero, supongo que esperaba que alguien fuera a buscarla y le dijera que su ausencia destacaba demasiado, que la echaban de menos. Tal vez, una llamada con un: "¿dónde estás?, no has venido a pasear al perro" hubiera bastado. Pero no hubo nada de eso, porque a nadie le preocupó su ausencia, nadie se dio cuenta de ella o, a lo mejor, nadie supo que aquella muchacha un día estuvo ahí.

                                 
                                                                                           Alumno de 4º

lunes, 21 de enero de 2013

LEYENDA

EL VAMPIRO

      No tengo por costumbre creer en lo sobrenatural, pero hay sucesos que se merecen mis alabanzas, como los hechos que acaecieron en un pueblo de Valaquia, cercano a la actual Transilvania y más concretamente al lado del castillo de Bran o más conocido como castillo de Vlad Tepes.

     Circulaba el año 1450 aproximadamente, una época caracterizada por el menor poder del imperio bizantino, cosa que aprovechaban los turcos sin humildad ni lástima. Además, los turcos empezaron a conquistar la zona de Valaquia, en la que se encontraba un castillo, el cual fue finalizado en el año 1212 en una época muy remota y llena de penurias. Este castillo seguía en pie pese a las agresiones del tiempo, que poco a poco desgastaban sus ásperos muros y ahora poseía un inquilino perverso a la vez que misterioso e intrigante, ya que a éste le encantaban las torturas, sintiendo predilección hacia el empalamiento. Éste hombre, llamado Vkad Tepes o más popularmente Vlad III fue uno de los grandes luchadores contra el imperio otomano que amenazaba Europa del Este y especialmente Rumanía, cuyo sur, Valaquia, era el reino de Vlad, que defendió con agallas.

     Vlad fue uno se los reyes más imponentes y extraños de Rumanía, además de sádico, ya que disfrutaba de cada empalamiento mientras bebía un líquido rojo, demasiado llamativo para ser vino o muy colorado para ser zumo. Además, entre el populacho se había extendido un rumor sobre seres sobrenaturales que rondaban el castillo cada noche, a las 12 y ante la negativa del rey de notar algo raro, el pueblo empezó a desvariar y a enloquecer por los constantes aullidos y gritos que contrastaban el silencio de la noche.


      Un nefasto día, un joven pueblerino de unos 16 años empezó a enloquecer por los rumores y se preparó para entrar en el castillo y averiguar más. Este joven poseía una amada muy avara, que ansiaba una joya muy codiciada y el obsequio más valioso de la época, el cual era una copa de oro de gran tamaño con piedras preciosas engastadas. Tal joya había recorrido Europa al ser portada por los reyes más fuertes e imponentes, como Alejandro Magno, el rey de Austria o el de Hungría hasta recaer en el rey de Valaquia, Vlad, reconocido como más poderoso de la época, y ahora la joven la ansiaba.

      La joven suplicó a su amado este favor y ante su negativa, se puso a sollozar de la peor manera posible, alegando que si consiguiese dicha joya se podrían casar, salir de la pobreza y vivir eternamente juntos en la mejor casa imaginable. Tal fue su poder de convicción, que el joven decidió conseguirla para su amada.

      La noche antes del viaje, los padres del joven le prohibieron ir allí, ya que ese castillo estaba protegido y había rumores que relataban que el castillo poseía una maldición o un demonio lo habitaba y quien se adentrase no volvía a salir nunca más, o por lo menos con vida. De todas maneras y pese al miedo del joven a los rumores, la fuerza de su promesa le obligó a ir y saltarse cualquier prohibición.

      Al día siguiente se adentró en el castillo a través de una puerta que conducía al sótano, donde notó una presencia viva y descubrió que había gente e incluso animales desangrándose lentamente, pero el panorama empeoró al notar la presencia de una chica paseando tristemente y observando todo a su alrededor.

      Mientras tanto, prácticamente al mismo tiempo, se encontró la copa dorada en un escondrijo inaccesible a cualquier mortal, por lo que se decantó por seguir a la muchacha.

      Esta muchacha, como se daría cuenta más tarde, producía en él una sensación de enamoramiento a la vez que de fascinación y tras hablar con ella, descubrió que había venido aquí para buscar a sus padres, que desaparecieron semanas antes.

    Después de hablar con ella, ambos prosiguieron a investigar en el castillo, donde se dieron cuenta de que todo estaba oscuro, sin ningún objeto que reflejase ni tan siquiera una herramienta de metal o un cristal. También se dieron cuenta de que había muchos murciélagos en el techo del castillo, todos dormidos completamente hasta que uno de ellos se despertó, comenzó a vigilarles y les empezó a atacar propinándoles arañazos o mordiscos, por lo que ambos adolescentes fueron a la zona más clara del castillo, la atalaya, esperando que el murciélago no les siguiese y así fue. Tras esto, ambos muchachos procedieron a descender y la joven fue raptada por una sombra ágil cual guepardo y así el joven se quedó confuso, solo y angustiado.

    Tras largas horas de meditación, el joven decidió irse a la puerta principal cuando un grito le sorprendió. Era un grito ahogado, seco y espeluznante que atemorizó al joven e incluso a su propia alma. Tras unos segundos de parálisis, decidió ir al origen de los gritos, esperándose incluso ver demonios o presenciar un empalamiento, tal y como le advirtió su padre, o ver a la chica que más había querido sufriendo o muriendo.

      A continuación, el joven se apresuró a llegar al foco de los gritos y se espantó de la escena: el famoso Vlad y la chica que había ido con él estaban cenando nada más y nada menos que cadáveres de turcos asesinados y su ''amada'' no era más que un demonio con grandes y afilados colmillos, al igual que Vlas. Ambos estaban mordiendo cuellos a sus anchas con una rapidez impresionante, al igual que las máquinas, hasta que recayeron en el joven que les miraba atónito y sin palabras, y le propinaron tal golpe que se desmayó en el acto.

    Tras despertarse, se encontró en un solar desangrándose por la zona del pulmón derecho y el abdomen, debido al severo golpe que le propinaron y no comprendía por que seguía vivo. La respuesta a este problema estaba enfrente suya, con un pelo y una cara que él recordaba perfectamente.

      Al recuperar la consciencia, se levantó y sintió un dolor agudo en el cuello, por lo que empezó a comprender la situación en la que estaba: la joven que él amaba le había maldecido con la vida eterna junto a Vlad el Empalador y junto a ella, por lo que el joven enloqueció y se suicidó quemándose en una hoguera y nadie volvió a saber nada de él nunca más, a excepción de la muchacha.

      Finalmente, todo volvió a la normalidad y la gente no intentó indagar nunca más debido a la severa represión de Vlad III contra el pueblo del joven, acusado de traicionar al rey y reducido a cenizas por el ejército de Vlad, que fue posteriormente derrotado en ese mismo sitio por el imperio otomano.
Todo esto continuó siendo una mera leyenda de la que se burlaban los turcos, pero cada día desde su grave ofensa aparecieron mordidos en el cuello y empalados 10 soldados turcos pertenecientes al lugarteniente Al-Amún, que fue precavido y dejó el castillo a merced del tiempo, sin perturbar ningún elemento.

     Incluso hoy, las personas que duermen en el castillo o en la posada cercana al castillo, afirman que no pueden dormir por unos ruidos de murciélagos o gritos que les hacen levantarse y al examinarse por la mañana en un espejo, ven dos puntos muy pequeños y rojos en la parte derecha de su cuello.


                                                                                     Dan Cristian Gligor.   4ºA


jueves, 17 de enero de 2013

Recomendaciones musicales



 Bienvenidos por primera a esta sección de “El Club de los Ingenios” donde os recomendaremos todo tipo de música y expondremos eventos musicales en nuestra localidad e incluso en Madrid o España para los más interesados. Si queréis que hablemos o recomendemos alguna canción o estilo de música solo tenéis que ponernos vuestro comentario e intentaremos poner en el blog lo que deseéis.

 En la primera recomendación vamos a nombrar a un grupo cuyo éxito está llegando a las nubes en los últimos años. Un grupo del género “Hard Rock” llamado “Shinedown”. Este gran grupo ya ha participado en grandes eventos mundiales e incluso un tema llamado “Her Name Is Alice” fue hace unos años la canción más característica de la película “Alicia en el País de las Maravillas” (Tim Burton).

 Cabe destacar como gran éxito “Call Me” del álbum “Souns of Madness”. A todas las personas que se la he enseñado les ha encantado pues la mezcla de la gran voz del cantante y el piano es una combinación perfecta para relajarse y disfrutar de la buena música.

 Todo grupo de “Hard Rock” tiene sus temas duros y cañeros y Shinedown no es una excepción. Si queréis desmelenaros y mover todo vuestro cuerpo os recomiendo “Cyanide Sweet Tooth Suicide”
y “Diamond Eyes”.

         ¡Muchas gracias por visitarnos y hasta la próxima!



http://www.youtube.com/watch?v=hez6tDpiWDA 

http://www.youtube.com/watch?v=XbzkaznpZD0 



                                                             David Cañas.  4º B

lunes, 14 de enero de 2013

ENTREVISTA AL ESCRITOR FERNANDO LALANA

                 El lunes 3 de diciembre, algunos alumnos del IES San Agustín del Guadalix tuvieron el privilegio de contar con la visita del aclamado escritor juvenil e infantil Fernando Lalana. En primer lugar mantuvo una charla coloquio con los alumnos de 4º en la biblioteca y, posteriormente, nos brindó una buena parte de su tiempo al concedernos una entrevista privada para contarnos su experiencia personal como escritor y hablarnos y responder a todas nuestras preguntas. Agradecemos a Fernando su visita y le deseamos que continue con una carrera tan brillante.

Carlota: Hola Fernando, buenos días, bienvenido. Sabemos que llevas más de treinta años en el mundo de la literatura pero me gustaría saber, ¿cómo te iniciaste en el mundo literario?

Fernando Lalana: Mis inicios fueron participaciones en concursos literarios y de uno de ellos, precisamente uno de literatura infantil, aunque no era lo mío, surgió la publicación de mi primer libro “El Secreto de la Arboleda” y a partir de ahí, claro, empecé a conocer el mundo de la literatura infantil y juvenil, que son dos cosas realmente muy diferentes y me di cuenta de que se me daba bien, de que me gustaba, me divertía y en un momento dado dije: "bueno voy a probar a ver si es posible ganarse la vida con esto". Probé y resultó que sí, se me daba bien y además era posible ganar mucho dinero con aquello en aquellos tiempos.

Carlota: Has hecho un comentario en la puesta en común y me gustaría saber ¿en algún momento has perdido la pasión por escribir o ya lo tienes asumido como tu forma de ganarte la vida? 


Fernando Lalana: Realmente no me considero un escritor apasionado como algunos compañeros muy vocacionales. Me considero un escritor que disfruta sobre todo con la preparación de los libros, que aplica el oficio, insisto, sin mucha pasión a la hora de escribir. ¿Sentirte artista? Yo me siento en muy pocas ocasiones con pocos originales me siento verdaderamente artista, para mí es más una cuestión de oficio artesano que procuro hacer lo mejor posible. El hecho de convencer a un lector de vuestra edad de que leer es una cosa placentera y a la vez muy poderosa me seduce mucho más que el trabajo cotidiano.

Carlota: Llevas mucho tiempo haciendo sobre todo literatura infantil y juvenil aunque has escrito algún libro para adultos, pero ¿por qué no has escrito más originales para este público? 

Fernando Lalana: He hecho poca cosa. Como ya te he dicho mis primeras publicaciones llegaron en el campo de la literatura juvenil e infantil, entonces empecé a entablar amistad y relaciones con editoriales que publican infantil y juvenil. 


Carlota: ¿Y nunca has tenido el deseo de escribir algo para adultos?

Fernando Lalana: Alguna vez, pero claro, por lo que te cuento me supondría casi casi empezar de cero, es decir, si yo ahora mismo quiero publicar una novela para adultos tengo que enfrentarme a editoriales que no conozco, a un mundo que comercialmente es muy diferente del de la literatura infantil y juvenil , y que me resulta, sinceramente, poco atractivo. Comercialmente es mucho más relajado el mundo de la literatura juvenil, ya que los libros permanecen en el mercado mucho más tiempo, los buenos libros pueden ser descubiertos con más facilidad por lectores. En literatura para adultos esto es tremendamente estresante, si un libro no demuestra en un par de meses que es un libro bueno y no empieza a correr de boca en boca lo más probable es que al cabo de tres o cuatro meses esté ya descatalogado y ya no tenga posibilidades, por lo tanto, de verdad, que ahora mismo no tengo interés en publicar para mayores, no me resulta atractivo.

Carlota: Hemos leído la Tuneladora, un libro de intriga policíaca, ¿a ti que libros te han acompañado durante tu infancia y tu juventud?

Fernando Lalana: Un poco de todo. Lo cierto es que aunque como escritor sí que es verdad que me he prodigado sobre todo en el género de novela de intriga, como lector no lo he sido hasta hace pocos años. Soy de la generación que se inicia con Julio Verne o Emilio Salgari, con las típicas novelas de aventura, con Jack London, con algunos clásicos juveniles como Moby Dick, Robinson Crusoe o la Isla del Tesoro, algunos me gustan, otros no. Me crearon una afición que luego me permitió leer a muchísimos autores.He leído de manera muy variada desde autores españoles quizás no muy conocidos o no muy reconocidos como Enrique Jardiel Poncela o Miguel Mihura, ahora estoy hablando de teatro, a gente como Dostoievski o Kipling.  Hay a algunas que sí que recuerdas con especial cariño, por ejemplo acabo de mencionar a Kipling, yo recuerdo cuando leí de muy joven el “ Libro de la Selva “, aquello me pareció un cosa fascinante, o cuando descubrí por primera vez una novela de Sherlock Holmes, o cuando conocí a Edgar Poe, cuando descubrí los relatos cortos extraordinarios de Edgar Alan Poe, me supusieron como un escalón nuevo en mi afición por la lectura. Realmentehasta los últimos ocho o diez años de mi carrera, es decir, cuando llevaba ya mucho tiempo como escritor de novela de intriga es cuando, como lector, he empezado a aficionarme, a conocer y a leer preferentemente novela de intriga, novela policiaca, novela de misterio, he descubierto magníficos autores y horrenda basura, porque de todo hay en todos los géneros y, por supuesto, hay que tratar siempre de seleccionar lo bueno y  apartar lo malo de tus proximidades.

Carlota: He leído que llevas en el mundo del teatro tanto como guionista, actor y director bastante tiempo y me gustaría saber ¿qué deferencias encuentras tú entre la escritura de un guión teatral y la escritura de una novela como la Tuneladora? Y, ¿qué autores son tus favoritos o que personajes te gustaría interpretar en un futuro?

Fernando Lalana: Tras veinte años en el mundo del teatro he dejado mi participación activa, aunque sí que he actuado, dirigido y realizado los trabajos que hicieran falta. Siempre lo he tomado como una afición indiferentemente de los comentarios de la gente, para mí la escritura narrativa es mi trabajo y el teatro durante mucho tiempo mi gran afición, aunque ahora me limito a ser un espectador salvo alguna excepción muy concreta. 

En cuanto a la diferencia entre teatro y narrativa hay mucha y siempre a favor del teatro. Decía Jardiel Poncela “Escribir teatro es la cosa más difícil que más fácil parece” y  "cuando escribes una novela y tienes la idea ya casi lo tienes todo. Cuando escribes teatro y tienes la idea todavía no tienes nada”, y esa es la verdad. Hacer una novela es lo más fácil en cuanto a que no está sujeto a reglas, la mayoría de las personas son capaces de narrar una historia. Para escribir teatro hay que aprender la técnica suplementaria al oficio de escritor, siendo especializada. Para mí los dramaturgos son escritores de un nivel siempre superior a sus homólogos novelísticos, comparando niveles similares, el teatro tiene mucho más mérito. 

En cuanto a mis autores de teatro, la lista es larguísima, en teatro clásico Calderón solo por haber escrito “La Vida es Sueño” es comprable a cualquier tragedia shakesperiana. Shakespeare es una delicia en una buena traducción al español en su idioma original debe ser excelente. Lope de Vega, solo por haber escrito tanto y tan bueno aunque se dude de su obra, es tremendo. En teatro contemporáneo yo tengo preferencia por autores que he interpretado, por ejemplo, recuerdo con verdadera pasión al “Varón de Belcredi “del Enrique IV de Pirandello donde se trata el tema de la locura de una forma prodigiosa. Jardiel Poncela. Miguel Mihura, al que considero el verdadero precursor del teatro de lo absurdo… Gente que a lo mejor no han sido muy reconocidos debido a la comicidad de sus obras, pero que a mí me han influido tremendamente en el sentido del humor transformándome como persona y escritor, la ironía y el sarcasmo siempre presente en las obras de Poncela o Mihura . Gente como Valle Inclán, alguien prodigioso. Buero Vallejo, son gente que cambia las estructuras del teatro y lo transforman.

Carlota: Has realizado la versión cinematográfica hace algunos años de Morirás en Chafarinas, ¿Cuál fue tu experiencia? ¿Fue una buena experiencia? ¿Se siente uno orgulloso de ver su obra en la gran pantalla?

Fernando Lalana: El guión cinematográfico también es una técnica y aunque aparezco como co-guionista de la película, debido a mi conocimiento de la obra, fue Pedro Lea quien me enseñó todo lo que sé sobre la escritura de este tipo, siendo él el que se merece todo el mérito. Fue una gran experiencia, aunque recuerdo en su pre-estreno los sentimientos tan encontrados que tuve. Desde luego la fascinación de oír a actores conocidos decir frases que tú has escrito en el papel y la diferencia de dichas frases con las de tu imaginación es curiosísima. La experiencia del cine no es tanto el resultado, sino el camino, los dos años de preparación, de casting, el funcionamiento de la pre-producción, la localización de los escenarios, la gran tarea fundamental  y fascinante del director de producción.

Carlota: Ahora me gustaría hablar, si le parece bien, del libro que hoy presentamos, La Tuneladora. Algunos compañeros han llevado a cabo algunas preguntas y son las que nos disponemos a preguntarle. 

Carlota: Una tuneladora es un objeto muy grande parece que no se puede meter en una novela como tema principal y tú lo has hecho y el resultado ha sido bueno.

Fernando Lalana: Precisamente por ser algo tan grande, que nunca se había usado en una novela, no siendo un objeto interesante, fue lo que me hizo utilizarla en mi libro, pensé que por una vez podía ser original que apareciera.

Carlota: Como protagonista creaste ha Fermín Escartín, un detective con muchas peculiaridades como la mayoría de detectives e investigadores, ¿Cómo se te ocurrió?

Fernando Lalana: A Fermín yo no lo cree para La Tuneladora sino para El asunto Galindo años atrás. Perteneciendo, en origen, El Asunto Galindo a una serie de novela española corta para público adulto dirigida a los países nórdicos tales como Suecia, Noruega, Islandia… Entonces pensé en escribir una novela de intriga, que me parecía un género universal y fácil de entender, teniendo naturalmente que crear esa figura típica en la novela negra como es la del detective, narrador en primera persona de la historia escrita y que es el centro de toda la acción. Creé a Fermín, un detective a la aragonesa y lo hice zaragozano como yo y con una característica peculiar que es su sentido del humor  lleno de ironía y sarcasmo. Fue por el público al que iba dirigido, muy alejado de España que pensé en describir y que el lector se enterara e imaginara mi ciudad, Zaragoza y de las características de España. Por lo demás Fermín es un detective bastante parecido a los detectives de novela negra que se han escrito.

Carlota: Hablábamos de El Asunto Galindo y yo preguntaba, Cortázar en Rayuela altera el orden de los capítulos, cosa que tú haces en este libro, ¿lo has hecho basándote en esta idea o fue algo circunstancial? 

Fernando Lalana: Es verdad que en Rayuela ocurre esto pero sucede esto en muchísimas novelas lo de desordenar el orden cronológico de los sucesos es una técnica muy básica y que permite repartir las partes de interés concentradas en una sola zona por toda la novela. Quizás lo interesante de El Asunto Galindo es que yo advierto al lector sobre la forma en que está escrita la historia y le doy a elegir.

Carlota: Entonces, ¿cómo escribiste tú la historia, en orden cronológico o por las partes de interés?

Fernando Lalana: La historia se prepara como un todo en la cabeza, pudiendo escribirla como quieras, de hecho hay historias que yo escribo de forma desordenada, por ejemplo comenzando por el capítulo que más me apetece por aquello de salvar la pereza inicial y luego la ordeno. En el caso de El Asunto Galindo directamente la escribí desorganizada.

Caarlota: Tú eres un escritor de intriga policiaca, en cuanto escenas cuáles son tus predilectas a la hora de escribir, por ejemplo en el caso de la Tuneladora, la escena final de las ratas a mí me causó bastante impresión, tiene mucha emoción y los detalles son escalofriantes. ¿Te causó más satisfacción la escritura de esta escena que la de la visita de Los Olmedo para contratar a Fermín?

Fernando Lalana: Sí, claro. Es verdad que en la Tuneladora yo quería acumular en un espacio muy breve, al ser novela corta, una serie de elementos que yo sabía que eran muy seguros comercialmente, propios de mi estilo y que funcionaban bien de cara al lector, por ello uno de los caprichos que yo desarrollé también en La Tuneladora fue la escena de las ratas, es un elemento que saco de vez en cuando, uno de mis fetiches que me recuerdan a la novela de Sandokán.

Carlota: ¿El Agente Púrpura lo inventaste tú?

Fernando Lalana: El Agente Púrpura es ficción pero de nuevo, podría haber sido cierto.

Carlota: La Tuneladora trata muchos temas índole social tales como la indiferencia de los altos cargos públicos, como alcaldes, en muchas situaciones sobre la posición del pueblo sobre temas como la contaminación acústica provocada por obras etc., alegando que su sufrimiento es por una causa positiva y colectiva. También la construcción masiva de edificios en ciudades, el aumento de zonas urbanas y la disminución de zonas verdes tales como parques…, el aumento de un ritmo de vida frenético y estresante debido al gran número de coches que se reparten por la ciudad, y por último la indefensión de los trabajadores frente los empresarios, los cuales tienen el apoyo, dinero  y poder suficientes para cometer un crimen y pasar inadvertidos, y la facilidad actual para la anteposición del capital financiero y la rapidez, a la seguridad y lo legal. ¿Pretendías llegar a tantos puntos en 209 páginas? 

Fernando Lalana: Es impresionante como el lector saca punta incluso a cosas que tú al escribir no habías dado la menor importancia, de manera que escribir es como lanzar algo a un ruedo donde cada uno saca sus propias conclusiones. Eso es lo que tiene la novela juvenil que en una extensión bastante reducida tiene que ser muy densa y contener una gran cantidad de información.

Carlota: Como última pregunta me gustaría saber su postura en cuanto las dos corrientes literarias de moda en estos momentos, la novela juvenil referida a la fantasía con un aliciente amoroso y el boom de la novela negra sueca.

Fernando Lalana: Bueno, lo de lo sobrenatural y lo fantástico en la novela juvenil creo que ya no es nuevo, empezó con la versión de El Señor de los Anillos de Tolkien y a partir de ahí vino la saga de Harry Potter… Yo creo que ya está pasando, son cosas que se ponen de moda, que resultan muy atractivas para el público, problema que le veo, es una literatura de muy corto recorrido que no crea afición a la lectura, el lector se limita a la historia concreta de una saga o trilogía y cuando ésta finaliza la inmensa mayoría de lectores deja de leer. Pero pienso que esto va a acabar pronto ya que han agotado casi todos los recursos para este tipo de literatura juvenil. En cuanto la novela sueca, a veces ocurre que un libro se vuelve tremendamente mediático, como la trilogía de Millenium. Es verdad que en Suecia hay una especie de tradición de novela negra muy potente pero que yo ya conocía tiempo atrás de la mano del gran Henning Mankell un prodigio comparable a los mejores autores de novela negra americanos. 

Carlota: Ha sido un placer tenerle con nosotros esta mañana y esperemos, siga con su carrera literaria y publicando tantos buenos títulos como La Tuneladora.





                                                             ENTREVISTA: CARLOTA SAN JULIÁN   4º C

                                                             FOTOGRAFÍA: IVÁN REYZABAL    4º C