El lunes 3 de diciembre, algunos alumnos del IES San Agustín del Guadalix
tuvieron el privilegio de contar con la visita del aclamado escritor juvenil e
infantil Fernando Lalana. En primer lugar mantuvo una charla coloquio con los alumnos de 4º en la biblioteca y, posteriormente, nos brindó una buena parte de su tiempo al
concedernos una entrevista privada para contarnos su experiencia personal como
escritor y hablarnos y responder a todas nuestras preguntas.
Agradecemos a Fernando su visita y le deseamos que continue con una carrera tan
brillante.
Carlota:
Hola Fernando, buenos días, bienvenido. Sabemos que llevas más de treinta años en el
mundo de la literatura pero me gustaría saber, ¿cómo te iniciaste en el mundo
literario?
Fernando Lalana:
Mis inicios fueron participaciones en concursos literarios y de uno de ellos,
precisamente uno de literatura infantil, aunque no era lo mío,
surgió la publicación de mi primer libro “El Secreto de la Arboleda” y a partir
de ahí, claro, empecé a conocer el mundo de la literatura infantil y juvenil,
que son dos cosas realmente muy diferentes y me di cuenta de que se me daba
bien, de que me gustaba, me divertía y en un momento dado dije: "bueno voy a
probar a ver si es posible ganarse la vida con esto". Probé y resultó que sí, se
me daba bien y además era posible ganar mucho dinero con aquello en aquellos
tiempos.
Carlota:
Has hecho un comentario en la puesta en común y me gustaría saber ¿en algún
momento has perdido la pasión por escribir o ya lo tienes asumido como tu forma
de ganarte la vida?
Fernando Lalana:
Realmente no me considero un escritor apasionado como algunos compañeros muy
vocacionales. Me considero un escritor que disfruta sobre todo con la
preparación de los libros, que aplica el oficio, insisto, sin mucha pasión a la
hora de escribir. ¿Sentirte artista? Yo me siento en muy pocas ocasiones con
pocos originales me siento verdaderamente artista, para mí es más una cuestión
de oficio artesano que procuro hacer lo mejor posible. El hecho de convencer a
un lector de vuestra edad de que leer es una cosa placentera y a la vez muy
poderosa me seduce mucho más que el trabajo cotidiano.
Carlota:
Llevas mucho tiempo haciendo sobre todo literatura infantil y juvenil aunque
has escrito algún libro para adultos, pero ¿por qué no has escrito más
originales para este público?
Fernando Lalana:
He hecho poca cosa. Como ya te he dicho mis primeras publicaciones llegaron en
el campo de la literatura juvenil e infantil, entonces empecé a entablar
amistad y relaciones con editoriales que publican infantil y juvenil.
Carlota:
¿Y nunca has tenido el deseo de escribir algo para adultos?
Fernando Lalana:
Alguna vez, pero claro, por lo que te cuento me supondría casi casi empezar de
cero, es decir, si yo ahora mismo quiero publicar una novela para adultos tengo que enfrentarme a editoriales que no conozco, a un mundo que
comercialmente es muy diferente del de la literatura infantil y juvenil , y que
me resulta, sinceramente, poco atractivo. Comercialmente es mucho más
relajado el mundo de la literatura juvenil, ya que los libros permanecen en el mercado mucho más
tiempo, los buenos libros pueden ser descubiertos con más facilidad por
lectores. En literatura para adultos
esto es tremendamente estresante, si un libro no demuestra en un par de meses
que es un libro bueno y no empieza a correr de boca en boca lo más probable es
que al cabo de tres o cuatro meses esté ya descatalogado y ya no tenga
posibilidades, por lo tanto, de verdad, que ahora mismo no tengo interés en publicar
para mayores, no me resulta atractivo.
Carlota: Hemos
leído la Tuneladora, un libro de intriga policíaca, ¿a ti que libros te han
acompañado durante tu infancia y tu juventud?
Fernando Lalana:
Un poco de todo. Lo cierto es que aunque como escritor sí que es verdad que me
he prodigado sobre todo en el género de novela de intriga, como lector no lo he
sido hasta hace pocos años. Soy de la generación que se inicia
con Julio Verne o Emilio Salgari, con las típicas novelas de
aventura, con Jack London, con algunos clásicos juveniles como Moby
Dick, Robinson Crusoe o la Isla del
Tesoro, algunos me gustan, otros no. Me crearon una afición que luego me permitió leer a muchísimos autores.He leído de
manera muy variada desde
autores españoles quizás no muy
conocidos o no muy reconocidos como Enrique Jardiel Poncela o Miguel Mihura,
ahora estoy hablando de teatro, a gente como Dostoievski o Kipling. Hay a
algunas que sí que recuerdas con especial cariño, por ejemplo acabo de
mencionar a Kipling, yo recuerdo cuando leí de muy joven el “ Libro de la Selva
“, aquello me pareció un cosa fascinante, o cuando descubrí por primera vez una
novela de Sherlock Holmes, o cuando conocí a Edgar Poe, cuando descubrí los
relatos cortos extraordinarios de Edgar Alan Poe, me supusieron como un escalón
nuevo en mi afición por la lectura. Realmentehasta los últimos ocho o diez años
de mi carrera, es decir, cuando llevaba ya mucho tiempo como escritor de novela de intriga es cuando, como lector, he
empezado a aficionarme, a conocer y a leer preferentemente novela de intriga,
novela policiaca, novela de misterio, he descubierto magníficos autores y horrenda basura, porque de todo hay en todos los
géneros y, por supuesto, hay que tratar siempre de seleccionar lo bueno
y apartar lo malo de tus proximidades.
Carlota: He leído que llevas en el mundo del teatro
tanto como guionista, actor y director bastante tiempo y me gustaría saber ¿qué
deferencias encuentras tú entre la escritura de un guión teatral y la escritura
de una novela como la Tuneladora? Y, ¿qué autores son tus favoritos o que
personajes te gustaría interpretar en un futuro?
Fernando Lalana: Tras veinte años en el mundo del teatro he dejado
mi participación activa, aunque sí que he actuado, dirigido y realizado los
trabajos que hicieran falta. Siempre lo he tomado como una afición
indiferentemente de los comentarios de la gente, para mí la escritura narrativa
es mi trabajo y el teatro durante mucho tiempo mi gran afición, aunque ahora me
limito a ser un espectador salvo alguna excepción muy concreta.
En cuanto a la diferencia entre teatro y narrativa hay mucha y
siempre a favor del teatro. Decía Jardiel Poncela “Escribir teatro es la cosa
más difícil que más fácil parece” y "cuando escribes una novela y tienes la
idea ya casi lo tienes todo. Cuando escribes teatro y tienes la idea todavía no
tienes nada”, y esa es la verdad. Hacer una novela es lo más fácil en cuanto a
que no está sujeto a reglas, la mayoría de las personas son capaces de narrar
una historia. Para escribir teatro hay que aprender la técnica suplementaria al
oficio de escritor, siendo especializada. Para mí los dramaturgos son
escritores de un nivel siempre superior a sus homólogos novelísticos,
comparando niveles similares, el teatro tiene mucho más mérito.
En cuanto a mis
autores de teatro, la lista es larguísima, en teatro clásico Calderón solo por
haber escrito “La Vida es Sueño” es comprable a cualquier tragedia
shakesperiana. Shakespeare es una delicia en una buena traducción al español en
su idioma original debe ser excelente. Lope de Vega, solo por haber escrito
tanto y tan bueno aunque se dude de su obra, es tremendo. En teatro
contemporáneo yo tengo preferencia por autores que he interpretado, por
ejemplo, recuerdo con verdadera pasión al “Varón de Belcredi “del Enrique IV de
Pirandello donde se trata el tema de la locura de una forma prodigiosa. Jardiel
Poncela. Miguel Mihura, al que considero el verdadero precursor del teatro de lo
absurdo… Gente que a lo mejor no han sido muy reconocidos debido a la comicidad
de sus obras, pero que a mí me han influido tremendamente en el sentido del humor
transformándome como persona y escritor, la ironía y el sarcasmo siempre
presente en las obras de Poncela o Mihura . Gente como Valle Inclán, alguien
prodigioso. Buero Vallejo, son gente que cambia las estructuras del teatro y lo
transforman.
Carlota:
Has realizado la versión cinematográfica hace algunos años de
Morirás en Chafarinas, ¿Cuál fue tu
experiencia? ¿Fue una buena experiencia? ¿Se siente uno orgulloso de ver su
obra en la gran pantalla?
Fernando Lalana:
El guión cinematográfico también es una técnica y aunque aparezco como
co-guionista de la película, debido a mi conocimiento de la obra, fue Pedro Lea
quien me enseñó todo lo que sé sobre la escritura de este tipo, siendo él el
que se merece todo el mérito. Fue una gran experiencia, aunque recuerdo en su
pre-estreno los sentimientos tan encontrados que tuve. Desde luego la
fascinación de oír a actores conocidos decir frases que tú has escrito en el
papel y la diferencia de dichas frases con las de tu imaginación es
curiosísima. La experiencia del cine no es tanto el resultado, sino
el camino, los dos años de preparación, de casting, el funcionamiento de la
pre-producción, la localización de los escenarios, la gran tarea
fundamental y fascinante del director de
producción.
Carlota:
Ahora me gustaría hablar, si le parece bien, del libro que hoy presentamos, La Tuneladora. Algunos compañeros han
llevado a cabo algunas preguntas y son las que nos disponemos a preguntarle.
Carlota:
Una tuneladora es un objeto muy grande parece que no se puede meter en una
novela como tema principal y tú lo has hecho y el resultado ha sido bueno.
Fernando Lalana: Precisamente
por ser algo tan grande, que nunca se había usado en una novela, no siendo un
objeto interesante, fue lo que me hizo utilizarla en mi libro, pensé que por
una vez podía ser original que apareciera.
Carlota:
Como protagonista creaste ha Fermín Escartín, un detective con muchas
peculiaridades como la mayoría de detectives e investigadores, ¿Cómo se te
ocurrió?
Fernando Lalana:
A Fermín yo no lo cree para La Tuneladora
sino para El asunto Galindo años atrás. Perteneciendo, en origen, El
Asunto Galindo a una serie de novela española corta para público adulto
dirigida a los países nórdicos tales como Suecia, Noruega, Islandia… Entonces
pensé en escribir una novela de intriga, que me parecía un género universal y
fácil de entender, teniendo naturalmente que crear esa figura típica en la
novela negra como es la del detective, narrador en primera persona de la
historia escrita y que es el centro de toda la acción. Creé a Fermín, un
detective a la aragonesa y lo hice zaragozano como yo y con una característica
peculiar que es su sentido del humor
lleno de ironía y sarcasmo. Fue por el público al que iba dirigido, muy
alejado de España que pensé en describir y que el lector se enterara e
imaginara mi ciudad, Zaragoza y de las características de España. Por lo demás
Fermín es un detective bastante parecido a los detectives de novela negra que
se han escrito.
Carlota:
Hablábamos de El Asunto Galindo y yo
preguntaba, Cortázar en Rayuela
altera el orden de los capítulos, cosa que tú haces en este libro, ¿lo has
hecho basándote en esta idea o fue algo circunstancial?
Fernando Lalana:
Es verdad que en Rayuela ocurre esto
pero sucede esto en muchísimas novelas lo de desordenar el orden cronológico de
los sucesos es una técnica muy básica y que permite repartir las partes de
interés concentradas en una sola zona por toda la novela. Quizás lo interesante
de El Asunto Galindo es que yo advierto al lector sobre la forma en que está
escrita la historia y le doy a elegir.
Carlota:
Entonces, ¿cómo escribiste tú la historia, en orden cronológico o por las partes
de interés?
Fernando Lalana:
La historia se prepara como un todo en la cabeza, pudiendo escribirla como
quieras, de hecho hay historias que yo escribo de forma desordenada, por
ejemplo comenzando por el capítulo que más me apetece por aquello de salvar la
pereza inicial y luego la ordeno. En el caso de El Asunto Galindo directamente la escribí desorganizada.
Caarlota:
Tú eres un escritor de intriga policiaca, en cuanto escenas cuáles son tus
predilectas a la hora de escribir, por ejemplo en el caso de la Tuneladora, la
escena final de las ratas a mí me causó bastante impresión, tiene mucha emoción
y los detalles son escalofriantes. ¿Te causó más
satisfacción la escritura de esta escena que la de la visita de Los Olmedo para
contratar a Fermín?
Fernando Lalana: Sí,
claro. Es verdad que en la Tuneladora yo quería acumular en un espacio muy
breve, al ser novela corta, una serie de elementos que yo sabía que eran muy
seguros comercialmente, propios de mi estilo y que funcionaban bien de cara al
lector, por ello uno de los caprichos que yo desarrollé también en La Tuneladora fue la escena de las ratas,
es un elemento que saco de vez en cuando, uno de mis fetiches que me recuerdan
a la novela de Sandokán.
Carlota: ¿El Agente Púrpura lo inventaste tú?
Fernando Lalana: El Agente Púrpura es ficción pero de
nuevo, podría haber sido cierto.
Carlota:
La Tuneladora trata muchos temas índole
social tales como la indiferencia de los altos cargos públicos, como alcaldes,
en muchas situaciones sobre la posición del pueblo sobre temas como la
contaminación acústica provocada por obras etc., alegando que su sufrimiento es
por una causa positiva y colectiva. También la construcción masiva de edificios
en ciudades, el aumento de zonas urbanas y la disminución de zonas verdes tales
como parques…, el aumento de un ritmo de vida frenético y estresante debido al
gran número de coches que se reparten por la ciudad, y por último la
indefensión de los trabajadores frente los empresarios, los cuales tienen el
apoyo, dinero
y poder suficientes para
cometer un crimen y pasar inadvertidos, y la facilidad actual para la
anteposición del capital financiero y la rapidez, a la seguridad y lo legal.
¿Pretendías llegar a tantos puntos en 209 páginas?
Fernando Lalana:
Es impresionante como el lector saca punta incluso a cosas que tú al escribir
no habías dado la menor importancia, de manera que escribir es como lanzar algo
a un ruedo donde cada uno saca sus propias conclusiones. Eso es lo que tiene la
novela juvenil que en una extensión bastante reducida tiene que ser muy densa y
contener una gran cantidad de información.
Carlota:
Como última pregunta me gustaría saber su postura en cuanto las dos corrientes
literarias de moda en estos momentos, la novela juvenil referida a la fantasía
con un aliciente amoroso y el boom de la novela negra sueca.
Fernando Lalana:
Bueno, lo de lo sobrenatural y lo fantástico en la novela juvenil creo que ya
no es nuevo, empezó con la versión de El
Señor de los Anillos de Tolkien y
a partir de ahí vino la saga de Harry Potter… Yo creo que ya está pasando, son
cosas que se ponen de moda, que resultan muy atractivas para el público,
problema que le veo, es una literatura de muy corto recorrido que no crea
afición a la lectura, el lector se limita a la historia concreta de una saga o
trilogía y cuando ésta finaliza la inmensa mayoría de lectores deja de leer.
Pero pienso que esto va a acabar pronto ya que han agotado casi todos los
recursos para este tipo de literatura juvenil. En cuanto la novela sueca, a
veces ocurre que un libro se vuelve tremendamente mediático, como la trilogía
de Millenium. Es verdad que en Suecia
hay una especie de tradición de novela negra muy potente pero que yo ya conocía
tiempo atrás de la mano del gran Henning
Mankell un prodigio comparable a los mejores autores de novela negra
americanos.
Carlota:
Ha sido un placer tenerle con nosotros esta mañana y esperemos, siga con su
carrera literaria y publicando tantos buenos títulos como La Tuneladora.
ENTREVISTA: CARLOTA SAN JULIÁN 4º C
FOTOGRAFÍA: IVÁN REYZABAL 4º C